domingo, 5 de junio de 2011

¿Nunca has pensado que hay personas que llegan a tu vida sin quererlo y son capaces de darle un giro de 180 grados?


























Gracias por enseñarme tanto y tanto, y por estar a mi lado en todo momento casi sin quererlo. Por hacerme sonreír y por demostrarme que vale la pena luchar por los sueños, darles la oportunidad que se hagan realidad. Es raro, es difícil seguir sin tus consejos, tus manías, tus miradas y tu cariño. Se hace insoportablemente extraño. Pero pasará, y volverás otra vez para decirme que estoy loca y para cumplir la promesa que juramos la última vez que nos vimos. Ya sabes bien de que hablo, siempre lo has sabido. Siempre nos hemos entendido, desde el primer momento que llegaste por casualidad. Desde el primer momento en que cruzamos las miradas y supe que serías esencial en mi a partir de ese momento. Imprescindible. Te llevo tan dentro, que es imposible no sonreír si me acuerdo de ti. Gracias una vez más. Significaste todo para mi.

Lo intenté...

Llevo días intentando evitarlo. Intentando no pensar en ti, en que estabas lejos, en que con todo lo que te rodea, apenas ibas a tener tiempo para acordarte de mi sonrisa. Que quizás te descuidabas y por un momento olvidabas que era yo, que siempre fui yo, que estuve a tu lado hasta el final, que cumplí mi promesa de quererte en cada segundo.Que estuviste presente en cada célula de mi cuerpo y que a veces, solo a veces, nos confundíamos y era incapaz de saber si te miraba a los ojos o a través de ellos. Nadie como tú fue capaz de expresarme tanto en tan poco tiempo, nadie era capaz de acelerarme el pulso con solo tocarme, y nadie va a ser capaz nunca de hacerme mover montañas como has hecho tú. Me atrapaste, en un momento dado decidiste que querías irrumpir en mi cabeza sin parar y conseguir que poco a poco todas las cosas del mundo me llevaran hacia ti.Y lo conseguiste. Y ahora estoy en ese punto donde mire donde mire, consigo verte, pero sé que no estás, que no volverás, que siempre supe que llegaría el final. Y no quise aceptarlo. Y ahora duele, porque el querer es dolerse a veces. Porque intenté que no ocurriera e intenté sonreír por última vez, para prometerte que sería feliz y que seguiría riendo. Para que te fueras convencido de que hacías bien, de que debías seguir tu camino.
Y ahora estás lejos. Y la distancia hace el olvido. Pero el echarte de menos hace que sigas presente en mi, y así, poco a poco, sigues conmigo en la distancia. Pero no consigo ver tus ojos, tu sonrisa, escuchar ninguna de tus palabras, ninguno de los abrazos que me decía que tirara adelante y que fuera fuerte. Que fuera fuerte por ti. Eso, en la distancia, es imposible de tener. Por eso intenté evitarlo. Lo intenté... Y otra vez más, ganaste tú.