viernes, 15 de abril de 2011

Nunca pensé querer a nadie como te quise a ti.

Lo siento, esque no entraba en mis planes. Pero llegaste tú y me echaste los esquemas al suelo, derrumbaste mi teoría con tan solo una mirada, desafiaste mis sentidos con solo una sonrisa. Y aquí me tienes, en este punto donde ni soy yo ni eres tú. Donde no me encuentro, donde por más que me busque sólo te veo a ti. Quizás llegaste para no marcharte, quizás quieres quedarte para siempre. Quizás tu propósito sea robarme el corazón con solo una palabra. O quizás mañana despierte y no haya rastro de ti. Quizás te busque y no estés, y ya no vuelvas, que hayas encontrado la salida y no puedas volver atrás. Pero eso es una probabilidad pequeña, minúscula, apenas imperceptible. Cuando una persona te ha marcado tanto, es improbable que se vaya sin dejar huella...

Subidas y bajadas.

Odio que la felicidad sea tan efímera, que con una palabra puedan acabar de destrozarte el día más feliz de toda tu vida, que tan solo en un segundo se desvanezca todo lo que llevas construyendo desde hace tanto tiempo. ¿No te gustaría a veces mandarlo todo a la mierda? Volatilizar cada una de las cosas que te rodean, desaparecer, estar sola en un sitio donde puedas gritar y gritar y nadie te diga nada. Donde no te miren y ni siquiera puedan escucharte. Un lugar donde la felicidad no está sobrevalorada, donde puedes estar triste, o puedes revolcarte de la risa. Un lugar donde los sueños se cumplen, y donde no tropiezas con la misma piedra dos veces. Donde ni siquiera de los errores aprendes, donde no te cansas de estar, donde puedas tener el derecho a contestar mal, a estar de mal humor, a no tener que sonreír, a no tener que ayudar a los demás cuando ni siquiera te encuentras a ti misma. Donde puedas desaparecer por instantes, donde simplemente no tengas que dar explicaciones. Y la gente no cambie con el tiempo. Y sentirte segura. Y vencer al miedo con solo una mirada.

miércoles, 13 de abril de 2011

Pero ¿qué quieres que te diga?

Que se me sale el corazón por la boca cada vez que clavas tu mirada en mi. Que sé que no es lo mismo, que no me siento como antes, que quizás ya no eres tan imprescindible, que al fin y al cabo aprendí a vivir sin ti, porque no hay nada que el tiempo no cure. Pero aun así, sigo buscando tu sonrisa en cada esquina, creo que seguirás mirándome sin que yo te vea, que vendrás y me cogerás de la mano, que iremos juntos hasta donde yo quiera. Sigo creyendo que aunque haya pasado tanto tiempo, no ha cambiado nada, que sigues esperándome para volver juntos, y que seguirás sentándote a mi lado sin que yo te lo pida. Que no hará falta que te cuente nada para que sepas que estoy triste, que esa complicidad sigue ahí, que podemos seguir entendiéndonos con sólo mirarnos. Pero entonces, pienso en que ahora ni siquiera eres capaz de comprenderme. Que vivimos en dos mundos distintos, que estás lejos, aunque estés a mi lado. Que me miras y no me ves, que sonríes poco, que ni siquiera sé ver ese brillo especial en tu mirada. Que no te veo feliz. Y me duele, me duele no poder hacerte sonreír como antes, me duele no poder hacer nada para escuchar tu risa, el sonido más maravilloso que escucharé nunca. Me duele que te hayas alejado, que ni siquiera te importe, que ni siquiera pienses en mi un minuto del día. Me duele porque creó que solamente yo creé esa historia. Y que ahora estoy aquí perdida, y tú no estás conmigo, y te vas, solo, hacia alguna parte, y no sabré encontrarte... Y no te encontraré y estaré aquí perdida. Como desde hace tres meses, aquí, sin saber como mirarte para que no me apartes la cabeza, sin comprender si te hice daño, sin comprender ninguno de tus silencios. Sin comprenderte a ti. Pero ¿qué quieres que te diga? Empezamos a ser dos extraños que ya no se entienden con solo mirarse.

martes, 5 de abril de 2011

Deséame suerte.

Es lo que más necesito en este mundo ahora mismo.

Decisiones.

Si decides quererme, debes saber que no soy una persona fácil, no soy una persona perfecta, quizás sea el ser más imperfecto del mundo. Tengo mis errores, tropiezo diez veces con la misma piedra, juzgo a la gente antes de conocerla, me equivoco constantemente, discuto, lloro una vez al mes y a veces, sin saber porqué, me levanto de un humor tan extraño que ni siquiera yo sé lo que me pasa. Tengo mis manías, mis caprichos, mis ataques repentinos de felicidad y de ñoñerismo. Tengo mis momentos de quiero-estar-sola, mis cruces de cables, mis rayadas, mis preocupaciones. No soy responsable, ni soy ordenada, ni sé cocinar. No soy la más lista de mi promoción, se me dan fatal las matemáticas, no puedo analizarte una frase morfológicamente. A veces me muerdo las uñas, cuando estoy nerviosa, y entonces también me tiembla la pierna derecha. Cada domingo quiero ir al gimnasio pero luego nunca voy, eso si, puedo patearme horas yendo de compras. Tengo pequeños vicios que pueden sacarte de quicio, y me muevo cuando duermo. Pero no ronco, ni respiro fuerte, y soy capaz de estarme toda la noche abrazada a ti. No puedo llevarte al Ritz a cenar pero podemos sentarnos en el sofá y que nos traigan comida del telechino, no habrá velitas pero podemos iluminarnos con la luz de cualquier película ñoña de esas que me gustan tanto. Ni siquiera tengo coche, pero puedo convertir el vagón de metro más cutre en el trayecto más romántico que has visto en tu vida. Tengo mis defectos, pero prometo hacerte salir de casa con una sonrisa cada mañana. Y puedo hacer especial cada amanecer, si tú estás a mi lado. Puedo quererte aun más de lo que decidas quererme tu, y hacerte la vida más fácil. Y caminar contigo hasta el final, pase lo que pase. Puedo jurarte promesas que nunca voy a romper, y decirte que si estás conmigo todo va a salir mejor. Puedo hacer lo que sea con tal de que decidas quererme a mi.

Positivismo.

A veces intentamos buscar la perfección por un camino que nos lleva al olvido, intentamos dejar atrás aquello que un día nos hizo felices sólo para no recordar que también nos hizo llorar. Pero muchas veces lo que realmente queremos es lo que encontramos en aquellas pequeñas cosas que hemos tenido siempre. No hace falta buscar cada sonrisa en lugares distintos, sólo se trata de darte cuenta que lo que realmente buscas está ahí, a tu lado. Por eso no puedo dejar de repetirme que contigo no es lo mismo, a pesar de todo te he querido siempre y por más que lo intente siempre te voy a querer. Debo luchar por permanecer a tu lado, por andar juntos en el mismo camino, porque al fin y al cabo tú eres la única senda que siento a través del tiempo, de la distancia, del sol o la lluvia. Algo que no falta nunca. Algo que llevo dentro de mi y no quiero que se vaya. Sólo por esa sensación de tus labios en mi piel, por cada latido de mi corazón con cada palabra tuya. Te necesito. Conmigo. Y me da igual si me equivoco y me da igual si esta vez tengo que arriesgarlo todo. Porque te quiero. Ante todo, y pese a todo…

'A 3 metros sobre el cielo'

De algo estoy seguro. No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara. Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.  Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno. Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla. Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.

Solamente un segundo.

Y en un momento te invaden sentimientos que a veces, sólo a veces, fluyen por tu interior con una intensidad con la que debieron hacerlo hace tiempo y no lo hicieron. Porque hay momentos en los que eres incapaz de sentir, incapaz de querer. Y llega un punto en el que te arrepientes de no haber aprovechado cada segundo que pasaste a su lado. Llega un momento en que echas de menos sus besos, sus palabras, sus caricias. Momentos en los que lo darías todo por sentirte arropada por él, por su amor, por la certeza de que está a tu lado. Pero no lo está, ya no. Y te arrepientes, y bajas la cabeza. Y a veces, sólo a veces, desearías volver atrás y amar como jamás en la vida volverás a hacerlo.

Punto y final.

Te juro que no lo entiendo. Y me gustaria comprenderlo, y explicarte porque en cuestion de un segundo todos los sentimientos que estaban enterrados en mi desde hacía tanto han vuelto a latir con más fuerza que nunca. Me gustaría mirarte a los ojos y no apartar la vista, decirte que no, que ya no te quiero y que ni siquiera sé si te he querido alguna vez. Ojalá pudiese no sonreír si nos cruzamos por la calle, o si recuerdo cualquier de los momentos en los que me has hecho reír. Podría intentar no cerrar los ojos cada vez que recuerde cualquiera de tus abrazos, o crea oír el sonido de tu voz a 10 cm de mi. Podría hacer ver que realmente no me afecta, que dejé de sentir, que nunca retomé lo que creía haber olvidado. Podría seguir adelante y que no se me rompiera el mundo en mil pedazos diminutos cada vez que giras la esquina, que te vas, que me vuelves a dejar donde siempre, al principio de esta historia que parece que jamás tendrá un final feliz. Quisiera pensar que puedo seguir adelante sin mirar atrás, sin refugiarme en un tiempo que no volverá. Pero no puedo, y lo sabes. Y no sé si es peor el no poder que el que tú seas consciente de ello. Porque me siento tonta, perdiendo el tiempo de esta manera, buscando algo que sé, aunque me duela aceptarlo, que no encontraré. Algo que ha estado perdido desde el principio, o algo que nunca perdí porque simplemente nunca tuve. Quizás solo fui yo, la pieza incompleta de este puzle, quizás fui solo yo la que pensaba que realmente había una historia, que había algo detrás de cada palabra, de cada mirada, de cada sonrisa, de cada suspiro. Quizás solo yo supe leer entre los abrazos, los besos, las caricias…  Quizás el error fue mio por no pensar que quizás solo pensé yo en nosotros, que tú solo pensabas en singular, que no había nada que implicara un plural. Y quizás el mismo error que cometí será el que me hará caer cada noche de mi vida, el que siempre quedará como parte de mi, de mi propia historia. Y quiero borrarlo, quiero saber apartarlo y seguir adelante sin pensar en todo lo que dejo atrás. Quiero estar en el presente sin vivir del pasado, quiero pasar página de una puta vez.

Contradicciones

Esto es sólo un trozo de pensamiento. En un momento dado, me han asaltado las palabras, se han apoderado de mí y antes de que se las lleve el viento, antes de que se pierdan en algún rincón del que luego no pueda volver a retomarlas, quería escribirlas. En realidad no son palabras, no son frases, no son nada. Son pensamientos, sensaciones, deseos ocultos, miedos, dudas. Es cada paso incierto, cada impresión equivocada. Son muchas cosas, y a la vez, no es ninguna. Es una sensación de vacío, calma, terreno llano. Y a la vez sigue siendo terremotos, agitación, subidas y bajadas. Es felicidad, pero sin ser alegría. Es llanto, pero sin ser tristeza. Son pasos contradictorios. Eres tú. Y soy yo. A la vez. Y no somos nosotros quizás porque nunca ha existido un nosotros. Quizás las mismas palabras que quiero rescatar son las que se llevó un día el beso que nunca me diste. El mismo que no me llegaste a dar, pero que estuvo presente en esta historia a cada milímetro. Exactamente igual, como siempre. Pero distinto, diferente. Como cuando las cosas no cambian, pero te esfuerzas en salir de la rutina segundo a segundo.

Para seguir caminando.

Me muero. Me muero por cada uno de tus gestos. Me muero por cada una de tus sonrisas. Resucito cada vez que me miras y vuelvo a morir si apartas los ojos. No puedo seguir andando entre el estar y el no ser, entre el sol más maravilloso y la tormenta más escalofriante. Simplemente sé que no podré aguantar mucho tiempo más en este duelo entre el querer y el deber, entre el tenerte y el no querer verte, entre el amarte y el tener que olvidarte. Sabes que estoy aquí, que cruzo mares por ti, que me perdería si no siguiese tu luz. Y no puedes llegar a entender que te quiero de verdad, que te necesito a mi lado para poder seguir caminando.

No he dejado de hacerlo

No imaginé que fuera a ser así. Sabía que un dia u otro iba a perderte, que, como todo, no podía durar para siempre, pero no podía pensar que iba a acabarse así. Eres como uno de esos bocados a los que apenas te da tiempo de saborear, te arrancaron de mi vida en cuestión de segundos, como esas noches en las que te acuestas teniéndolo todo y te levantas con la sensación de que ya no tienes nada. Eres mi historia incompleta, rota, sin final. Y no puedo dejar de pensar en que, aunque sea yo quien haya buscado todo esto, que aunque fuese mi indecisón la que hoy me impida estar a tu lado, no puedo dejar de pensar en que no quiero que desaparezcas así, de golpe. Porque no imagino mi vida, no imagino mi rutina sin tus sonrisas, sin hacerme sonreír a mí, sin tus palabras, sin tus gestos, sin tus caricias, sin tus besos. Y a veces me asalta el recuerdo y pienso que qué sería de este gran silencio si las cosas hubieran tomado diferente rumbo. Quizás ahora estaría perdida entre tus brazos, en el lugar que hace tiempo no supe encontrar, o quizás me bastaría la simple promesa de que estás ahí. Sigo sin entenderte, sigo sin entender como pudo cambiar todo de un día para otro, en como se invirtieron los papeles, sigo sin entender esta calma en la que estamos flotando. Sé que tú sientes lo mismo, sé que, en algún rincón de tu corazón, por más pequeño que sea, no has dejado de quererme ni un solo instante. Yo tampoco. De la forma en la que sea, pero creo que desde el primer dia en que te vi, no he dejado de hacerlo.