lunes, 30 de abril de 2012

Miedo.

Esque no lo entiendo.

¿Era lo que quería no? ¿Era aquí donde quería estar verdad? En este punto donde pensaba que una vez llegados, empezaría a ser yo misma y ya nada ni nadie podría pararme. Llevo 16 años queriendo estar aquí, queriendo ser ese yo que soy ahora. Llevo tanto tiempo soñando e imaginando como sería este momento... Y pensando que era justo aquí donde se escondía la clave de lo que soy y de lo que quiero ser.
Pero no es así. No sé porqué pero no es así. Cuanto más pasos hacia delante voy, menos yo me siento. Si me quedo atrás, me falta algo. Y si me quedo aquí... siento que no siento nada, que no soy nada, que no sé quien soy.
Y ¿qué hago entonces? ¿Como me busco? No sé buscarme porque no sé donde empezar, no sé que es lo que quiero encontrar ni lo que espero saber. Joder, no sé porque tiene que ser todo tan complicado.
Tengo miedo, miedo de lo que pueda venir y miedo de lo que pueda perderme por ese miedo que me paraliza. Aunque bien vistos, el miedo nos hace sentir vivos. Y deberíamos aferrarnos a cualquier cosa que nos haga sentir vivos. Debería arriesgarme. Debería saltar. Pero ¿y si caigo?
Pues te levantas, Elena.
¿Y si caigo mal? Ya volverás a saltar.
Visto así, no tengo nada que perder... Pero en realidad, me lo estoy jugando todo. A una sola tirada.

martes, 24 de abril de 2012

Eres tú.

Debería confesarte algo. No soy como crees, no soy esa chica perfecta y positiva que tiene siempre una sonrisa en la cara para si misma y para los demás. Yo no soy así. Almenos yo no era así. Sabes, casi no creo en mi, esque no puedo hacerlo. A veces me faltan razones y motivos para hacerlo y me vengo abajo... Completamente abajo... Pero luego tú me miras, te llenas la cara con esa sonrisa tan preciosa que tienes. Tú me iluminas con tu luz, tú me hechizas con tu magia y entonces creo que puedo hacer cualquier cosa. Con solo tomarme la mano, vuelvo a creer en mi. Me hablas y pienso que no hay sueño imposible en este mundo si estás a mi lado.  Así que ahora ya lo sabes, yo tambien lloro y me derrumbo y me caigo. A veces creo que no tengo ninguna razón para seguir. Pero siempre, siempre, siempre me respondo lo mismo. Sí que la tengo... Eres tú.