viernes, 30 de diciembre de 2011

Recuerdos.

Me empujó suavemente hacia dentro del vagón y con sus brazos me rodeó por detrás. Sonreí, en momentos como esos deseaba parar el tiempo y que todo se reduciera a nosotros dos. Andamos como pudimos hacia la pared del metro casi vacío y me giré. Sus ojos color café brillaban y yo me perdía en ellos, en el profundo abismo de todos los secretos que escondía bajo su mirada. La punta de su fría nariz tocó la mía y susurró algo que fui incapaz de entender, yo seguía como una tonta sonriendo y buscando sus pupilas, y cada vez que nos encontrábamos, notaba que mi corazón se aceleraba más y más. Poco a poco estábamos más cerca y podía notar su aliento, podía oler su pelo y recibir todas las descargas eléctricas que me mandaba con solo tocar mi piel. Sabíamos que la gente nos miraba y nos daba igual, sabíamos que comentaban y no nos importaba nada, "estamos tú y yo y si quiere, que se acabe el mundo". 

Acercó sus labios a los míos y cerré con fuerza los ojos. El tornado de sensaciones dentro de mí cuando me besaba era tan absolutamente inmenso, que era incapaz de mantenerlos abiertos. Me sentía viva, jamás había sentido nada parecido y era algo tan nuevo, tan abismal, tan atrayente, que notaba como me precipitaba hacia ese sentimiento de manera incontrolada. Y así tantas veces, ni siquiera soy capaz de acordarme del tiempo que duró ese trayecto. Fui feliz. Fui feliz como nadie lo ha sido jamás en este planeta.


Pero ya no está. Quiso llevarme consigo y se fue antes de que pudiera alcanzarle. Sigo pensando en todo lo que fuimos y sigue rompiéndose mi corazón. Pero ahora estoy bien. Ya no soy yo, porque sin él yo no soy nada, pero (sobre)vivo así como puedo. Y no puedo pedir nada más, porque lo que quiero, lo que realmente deseo, son recuerdos que jamás volveran.

martes, 6 de diciembre de 2011

Calles. Sitios. Tú. Yo.

Pues sí, odio pasar por tu calle.
Ahí es donde deberíamos compartir los mejores momentos de nuestra vida, ahí es donde te vería pasar los días más grises y los más felices, ahí es donde creceríamos e iríamos creando la historia más bonita del mundo poco a poco. Ese lugar ha sido especial desde el día en que supe que podría formar parte de nuestros paisajes y nuestra vida cuotidina, de nuestras peleas y nuestras reconciliaciones, de noches en vela y de días bajo una manta y una peli en el sofá. Es un lugar donde quiero ser feliz, donde no puedo dejar de tener la esperanza de que hay una posibilidad entre un millón de serlo, aunque en el fondo, me parezca imposible. Da igual plantearme si una vez allí, sería correcto o no dejar que ese lugar fuera mi segunda vida, porque no va a pasar. Pero me jode, me jode recorrer la misma acera que tú cada dia y no poder hacerlo a tu lado. Y aún me joderá más cuando ni siquiera la pises tú.
Porque también odio esa calle porque me recuerda que falta poco, menos de lo que imagino, para que pase a ser tan solo tu pasado, tu recuerdo, una parte de tu vida encerrada bajo llave en una habitación en la que ya nadie se encargará de pasarle el polvo. Polvo que va a acumular todas las risas, lágrimas y palabras que has llenado ahí dentro con pequeños momentos de la rutina de tu día a día. Que esa ya no será tu casa, ya no será tu hogar, y que una vez más, volveré a caer en picado al ver que estás más y más lejos cada día
No sabes la de veces que he pasado por eso. Y no quiero, no quiero que se repita de nuevo. No quiero volver a pasar por delante de tu casa y quedarme como una tonta observando la puerta sin decir nada. No quiero buscarte por las esquinas ni pensar que podemos cruzarnos en cualquier momento. Ni tu parada de metro, ni tu quiosco, ni tu panadería ni nada, no quiero que ninguno de esos sitios signifique nada para mí. Ni que tú signifiques para mi más de lo que debes hacerlo. Odio quererte. Y odio, a la vez, querer pasar todo el tiempo del mundo en esa calle... solo porque es tu calle.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Por una sola vez.

Me va a dar igual todo, porque voy a mirarte a los ojos y voy a decirte que te quiero. Que te prometo que te voy a querer como no te ha querido nadie y que llevo tanto tiempo esperando sentir algo así por alguien que conmigo, vas a ser la persona más feliz del universo. Y en un solo beso, vas a saber todo lo que me he callado. Y querré que me abraces y me digas que me echarás inifinitamente de menos. Y no aguantaré las lágrimas al jurarte que voy a pensar en ti y tu en mi, que voy a soñar con tu sonrisa cada noche y que por más lejos que estés, nos iluminará la misma luz cada dia. Que voy a sentirte siempre a dos centímetros de mi, que la distancia, el frío, la lluvia ni el puto invierno van a conseguir que me olvide de ti, de todo, de cada momento a tu lado. Que me levantaré, una y otra vez, cuando me caiga después de romperme por dentro al sentir el vacío de tu ausencia como un puñal. Ahí en medio, donde más duele. Que cogeré todos los trenes del mundo para venir a verte y para que me recibas con los brazos abiertos y una sonrisa que resplandezca desde todos los puntos del andén. Que te quede claro que quiero intentarlo, que quiero arriesgarme por ti y por nadie más, y que me da igual lo que pase, lo que venga y lo que conlleve esto, que por ti me iría hasta el fin del mundo y por ti, sería lo que quiero ser.

Así que de repente, voy a darte la mano y te apartaré de la gente. Ellos nos miraran y el sabor a despedida flotará encima de nuestras cabezas, tu carita feliz e ilusionada por lo que viene y mi pecho partido en dos por tu marcha. Latidos, sonrisas, miradas y dos putas palabras. 'Quédate conmigo'. Y no vas a entender nada y pondrás esa cara que pones cuando te confundes. Y lo repetiré las veces que haga falta. Y será entonces cuando entiendas que te quiero y que empecé a quererte hace mucho tiempo. Y que no puedes quererme, no debes. Ni yo a ti, pero lo hago, así que yo querré que tú lo intentes. Aunque sea solo porque la primera cosa que quiero ver al despertar son tus ojos. Aunque sea porque me estoy volviendo una cursi y una idiota por ti. Aunque sea porque en ese instante me estaré muriendo de amor y, por una sola vez, querré que tú también lo hagas.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Adiós.

Recuerdo la última vez que nos vimos. Fui como siempre, a la azotea donde solíamos encontrarnos y estabas allí, mirándome y con la bufanda tapándote la sonrisa. El viento soplaba muy fuerte y el frío se metía en mis huesos casi paralizándolos, pero yo seguí andando hacia ti, no sonreía y no quería mirarte, no podía hacerlo.
'No puedo'. Pronuncié. Me entendiste, solo eso fue suficiente para que tus ojos se llenaran de lágrimas mientras intentabas buscar palabras para decir que me comprendías, que aunque sabías que podía pasar pensabas que el amor estaba por encima de todo eso...
y fuimos incapaces de decirnos adiós.

Sensaciones.

¿Por qué tengo la sensación de que todo lo que hago últimamente es incorrecto?

Porque quizá lo es. Sin darme cuenta, me estoy ahogando. Todo sigue igual que siempre, todo. Una calma exasperante lo impregna todo del mismo color y acabo en esta monotonía que llevo odiando 16 años. He sido feliz, he sido muy feliz y aún sigo siéndolo. Pero sólo a veces. Intento serlo a tiempo completo, pero no siempre es así. Hay muchas cosas que quisiera cambiar. A veces, me gustaría ser yo. Yo misma, yo como soy.
Y encontrar a alguien que fuera como soy. Como quiero ser.
A veces me harto de todo el mundo.