Faltas tú. Tú no puedes notarlo pero me faltas, eres como una especie de molécula en el oxígeno que no existe y hace que me ahogue de manera inexplicable.
Faltas en cada trago de cerveza, en cada calada, en cada sonrisa y en cada mirada perdida en la nada.
Faltas en este bar, en mi copa, y más tarde vas a faltar también debajo mis sábanas. Faltas en mi cama cuando me acuesto y sigue fría. Faltas en la almohada porque ya no huele a ti. Me faltas en la que sería tu parte del baño y en tu plato, tu tenedor y tu vaso.
Me faltas cuando me levanto llorando, cuando necesito un abrazo, cuando me acuesto con el corazón en la mano. Cuando me besan, porque no son tus labios los que recorren los míos y porque no es tu lengua la que me transmite mil sensaciones. Me faltas cuando me acarician el pelo y me guiñan el ojo, porque simplemente nadie podrá parecerse ni una milésima parte a ti.
Me faltas cuando son solo mis pasos los que resuenan en la acera y cuando cruzo el semáforo en rojo corriendo sin tu mano entrelazada a la mía. Me faltas porque siento que estoy sola, que aunque esté rodeada de gente y de amigos, estoy sola porque tú no estás. Y porque quizás sin ti, yo tampoco sea yo.
Me faltas en todas partes y me faltas cuando me susurran 'te quiero' al oído. Me faltaste ayer, hoy y mañana. Me faltas porque casi ni recuerdo la tonalidad de tus ojos pese a haberme perdido tantas veces en ellos.
Me faltas. Es casi una necesidad física. Necesito tenerte al lado. Te necesito a ti.
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