sábado, 27 de agosto de 2011

Se ha acabado todo.

Con la última nota doy por finalizado este anexo de nuestra historia. Las luces se han apagado y nos hemos ido cada uno por nuestro camino, la última gota de alcohol mojaba mis labios y mi cabeza daba vueltas mientras yo intentaba buscarte entre la gente. Distinguir tu figura y saber que a tu lado estaría segura. Yo me sentía así a tu lado y tu te aprovechabas de ello para sentirte bien.

No voy a pedirte explicaciones ni intentar entender porqué. Simplemente hay cosas que suceden y pasan por delante tuyo a cámara rápida, momentos que intentas retener en tu cabeza una y otra vez y cuando te das cuenta, se han acabado.

La música ha cesado de sonar y la gente sigue gritando. Yo camino a tu lado sin decir una palabra mientras tú me hablas de todo y de nada a la vez. No te entiendo, no te escucho, ni siquiera me esfuerzo por oírte... Vamos, me tienes a un paso, bésame.

Pero no lo haces, mis pisadas van dejando huella en el arcén mojado pero mi pelo no denota un rastro de lluvia. Una gota, dos. Me estoy mojando pero no siento nada. Miro al cielo, no hay estrellas. No es la noche ideal pero podría serlo... Vamos, está en tus manos.

Y tus manos se acercan, todos mis sentidos conspiran para notar tu caricia. Un segundo, dos. Y entonces llega. Paseas tu dedo por mi piel y me desmayo. Por dentro, poco a poco caigo al suelo en espiral.

Luego calma, otra vez. Aire, pronuncias algo. De nuevo silencio. Viento, contesto algo que no sé que quiere decir. Callamos. No hacen falta palabras, solo mírame y sabrás lo que quiero contarte.

Que he vuelto a caer, que he vuelto a sentir. Que puse todo mi empeño pero no conseguí pararlo. Que viene arrasando con todo y que tengo miedo de lo que pueda ocurrir después. Que estaré sola porque al último compás de esta melodía se habrá acabado todo lo que no tuvo que ser retomado.

Si dos personas fueron felices, debería quedarse ese recuerdo en la memoria encerrado con llave. Sin embargo, ya no eres un recuerdo, eres tú. El de siempre. Tú. Mi tú. Tú y yo, como antes.

Antes. Siempre serás mi 'antes' y no mi ahora. Vamos, la guitarra ha dejado de sonar. La gente recoge, las botellas han quedado en el suelo y los músicos vuelven a sus coches. Ha acabado. No es un final feliz, pero es un final.

Déjalo así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario