Quizás es porque ha caído la noche y nuestra energia ha decidido confluir en espacio y tiempo por una vez y encararnos frente a frente a ti y a mi.
Quizás porque sin luz todo se vuelve más amargo y en la oscuridad siempre buscamos encontrarnos entre los brazos de aquellos que queremos, y yo te quise siempre.
Quizás simplemente has aparecido hoy fingiendo una casualidad demasiado improbable para mi sentido común, volviendo locos mis esquemas y rompiendo mis planes en pedacitos diminutos. Lo has estropeado todo porque al olvidarte, olvidé que tu presencia era tan estúpidamente dulce, y olvidé con ella el sabor de tus besos de sal y tus labios de azúcar. El olor embriagador a menta de tu pelo y el color de tus ojos bajo el Sol.
Quizás lo tenías todo calculado y te ha bastado con dar un paso al frente para volver años atrás, has sabido dominar el tiempo y la distancia que nos separaba, has sabido romper barreras físicas y metafísicas, dejándome sola en medio de tu luz y de tu recuerdo.
Pero si quieres que te diga la verdad, siempre supe que volverías. Si tú sigues acordándote con la mitad de la precisión exacta que yo del día que me juraste que tendríamos un final feliz, tenías que volver. Aunque yo no quería un final, los finales felices son para las historias cerradas y yo quería seguir viviendo a tu lado. Muriéndome de amor.
Pero has vuelto, debes haber comprendido que si dejé la puerta abierta fue por algo. Siempre supiste leer entre mi mente y en mis entrañas, siempre fuiste capaz de tocarme el alma con los ojos. Puedes pasar, no voy a morderte. Esta vez no voy a atarme a ti con cientos de cadenas, ni voy a asustarte con mis promesas de amor eterno. Porque esta vez no vas a huir, lo sé.
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